En la
mitología romana se representa a Hades con el nombre de Plutón.
Plutón era hijo de Saturno y Ops, y esposo de Proserpina, a quien raptó para casarse con ella. La madre de Proserpina, Ceres, se afligió tanto que provocó el invierno. Su palacio se ubica en mitad del Tártaro, donde como soberano
vela por la administración de su estado y dicta sus inflexibles leyes. Sus
súbditos, sombras ligeras y miserables, son tan numerosos como las olas del mar
y las estrellas del firmamento: todo lo que la muerte cosecha sobre la Tierra
vuelve a caer bajo el cetro de este dios, aumentando su riqueza o
convirtiéndose en su presa. Desde el día en que inauguró su reino, ni uno de
sus ministros infringió sus órdenes, ni uno de sus súbditos intentó una
rebelión. De los tres dioses soberanos que controlan el mundo, él es el único
que nunca ha de temer la insubordinación o la desobediencia y cuya autoridad se
reconoce universalmente.
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